La Clivia es una planta con flor nativa de Sudamérica, muy
apreciada por su floración. Esta misma se puede cultivar en jardines, balcones e
interiores luminosos.
Características
Es una planta herbácea perenne de 50cm de altura, provista
de un rizoma corto y con numerosas raíces fasciculadas y carnosas. Su follaje
es persistente, pues se compone de hojas planas y de color verde oscuro de 40cm
de largo.
Sus flores son de color rojo-anaranjado, de forma acampanada y de 10cm
de largo. Las mismas están dispuestas en la extremidad de un tallo suculento en
número de 6 a 15. La Clivia y le digo al en un florece desde fines del invierno
hasta la iniciación del verano.
Suelo
La Clivia progresa en un suelo fértil, profundo y
ligeramente ácido. El lugar de plantación de la Clivia en el jardín, puede
corregirse con resaca de río, turba y arena en partes iguales. El sustrato se
compone por dos partes de turba, cinco partes de tierra negra y tres partes de
resaca de río. El terreno compacto y el anegamiento prolongado perjudican a la
planta.
Luminosidad
Esta planta se adapta a diversas situaciones, pero las
mejores floraciones son producidas a media sombra y con luz solar directa de
las primeras horas de la mañana. Los balcones orientados al sudeste, este y sur
son favorables para su desarrollo.
Temperatura
La planta situada en una zona protegida del jardín tolera
muy bien las heladas cuando la temperatura no desciende de 0º C. Sin embargo,
no resiste el ambiente cálido y seco.
Riego
Durante la etapa de floración y de crecimiento anual,
primavera-verano, la Clivia requiere un riego moderado cada cuatro días. Desde
mediados del otoño se reduce de manera gradual hasta mantenerla casi seca, con
el sustrato ligeramente húmedo, durante tres semanas en el descanso invernal.
La frecuencia de los riegos debe normalizarse al formar el
escapo floral a fines del invierno. El agua de las lluvias casi siempre supera
la necesidad de la planta cuando se la mantiene al aire libre.
Abono
Deben esparcirse 15g de fertilizante compuesto cerca de las
raíces durante los primeros días de verano y, posteriormente, se incorporan 100g
de harina de huesos a comienzos del otoño.
Cultivo en el jardín y en maceta
La plantación al aire libre se efectúa durante la primavera
o comienzos del otoño, en un terreno previamente roturado y mejorado hasta 25cm
de profundidad. Las plantas deben colocarse separadas a 40cm de distancia y 40cm
de los muros.
El ejemplar obtenido a partir de semillas florece en el
segundo o tercer año, mientras que el que proviene de la división de una planta
adulta produce una gran cantidad de flores en el mismo año. La fructificación
afecta la floración del siguiente año y el tallo floral tiene que cortarse desde
la base cuando las flores se marchitan.
La poda se disminuye a la eliminación de las hojas
inferiores secas en la primavera y a fines del otoño. El trasplante cada cuatro
años asegura la floración y la vida prolongada de esta planta con flor.
Para cultivar la Clivia en maceta es necesario usar un
recipiente de 20cm de profundidad. Las raíces se podan antes de la plantación y
debe cultivarse en un lugar luminoso del patio, balcón o junto al ventanal.
La especie joven necesita el cambio de maceta durante la
primavera, mientras que a la planta adulta se le debe renovar la capa
superficial del sustrato cada tres años. Cada 4-5 años hay que extraerla de la
maceta para dividirla y renovar su suelo completamente. Recuerda que para limpiarla
debes utilizar un trapo húmedo, no abrillantador.
Problemas y soluciones
- Hojas marrones quemadas debido al sol directo del mediodía sobre el follaje mojado. La solución: evitar riegos sobre el follaje.
- Extremo de las hojas oscuras debido al efecto de las heladas. Solución: protegerla del frío.
- Hojas pálidas y floración escasa debido a la falta de nutrientes. Solución: abonar con fertilizante compuesto.
- Brotación exuberante con flores limitadas y pequeñas. Solución: levanta la planta y divídela en la primavera.
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