Los aloes son una
gran familia de plantas con flores (Liliaceae), muchas de las cuales son de
interior. Los aloes son originarios de Madagascar, África y Arabia. Todas son
plantas jugosas, lo que significa que provienen de zonas secas donde hace mucho
tiempo hubieron de adaptar sus tallos y hojas para almacenar agua y, de esa
manera, sobrevivir durante un tiempo prolongado de sequía.
La mayoría de los aloes
forman rosetas de hojas sin tallos y superpuestas, algunas veces con
dientes doblados a lo largo de los bordes de las hojas o con espinas. Al inicio
de la primavera o a finales del verano, brota un pedúnculo largo repleto de
flores tubulares de color naranja intenso con forma de campana.
El aloe vaerigata
ha sido una de las plantas de interior favorita durante un centenar de años, ya
que es atractiva, de hojas carnosas, rígidas y una forma definida
Cuidados del aloe en primavera y verano
El aloe le agrada una posición libre de corrientes de aire,
pero aireado, con luz intensa; aunque solamente aquellos de hojas lustrosas
pueden vivir a pleno sol. Riega el aloe de manera regular, aunque
moderadamente, esperando siempre que la tierra se seque por completo antes de
volver a regar. Ten en cuenta que el agua no debe quedar estancada en la base
de las hojas, ya que eso favorece la putrefacción.
Abona el aloe una vez
al mes durante la primavera-verano con un buen fertilizante líquido y,
todas las primaveras, cámbialo a una maceta más grande usando un compost con
base de turba y arenoso. Asegúrate de trasplantarlos a la misma profundidad que
antes tenía. Es requisito indispensable que el compost drene bien, porque el
aloe no tolera el exceso de agua. Para facilitar el drenaje de la planta,
deberás colocar una capa de arena encima del compost; de esa manera, el agua drenará
rápidamente.
Cuidados del aloe en otoño e invierno
En verano, cuando el crecimiento es retardado, deberás
reducir la cantidad de agua que estés proporcionándole al aloe. En invierno,
debes mantener la planta seca. Espera a mediados de primavera cuando el tiempo
es más cálido para reanudar el riesgo. No obstante, continúa proporcionándole
buena luz y la mayor cantidad de sol posible durante el otoño e invierno.
El aloe nevera puede
tolerar una temperatura mínima de 10 °C y una máxima de 24 °C, siendo 18 °C
la temperatura ideal.
Propagación del aloe, problemas y soluciones
Siembra semillas de
aloe en un compost arenoso de buen drenaje a finales de invierno y
comienzos de la primavera. Coloca la bandeja con las semillas en un sitio
sombreado, a una temperatura de 21 °C y mantén el compost apenas húmedo.
Las raíces comienzan a pudrirse si la temperatura desciende
10 °C, especialmente si la tierra está muy húmeda. Traslada la planta a un
lugar más cálido y luminoso, donde puedes dejarla secar por completo y quizás
salvarla. Ocasionalmente, puede aparecer el ácaro rojo si el aire es muy
estático. Si llegara a presentarse, rocía con un insecticida y traslada la
planta a un lugar ventilado.
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